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miércoles, 20 de enero de 2016

LA DERECHA UNIDA: ¿PODRÍA SER VENCIDA?


Por Leonardo Parrini

Dios los cría y el diablo los junta, dice el adagio popular. Ese parece ser el principio que propicia la unidad de la derecha, izquierda y socialdemocracia, a rio revuelto. Único común denominador: ser opositor al régimen de Rafael Correa. El ajetreo político en busca de un frente único que ponga contrapeso a las pretensiones oficialistas en las elecciones presidenciales y de asambleístas de febrero de 2017, tomó nuevo rumbo esta semana en Cuenca. El encuentro que sostuvieron el Alcalde Jaime Nebot, los prefectos Paúl Carrasco, de Azuay, y Marcelino Chumpi, de Morona Santiago; además de Ramiro González, presidente de Avanza y Guillermo Celi, dirigente de SUMA, habla de una amalgama forzada en la animadversión a Rafael Correa y la pretensión de borrar todo vestigio de la revolución ciudadana.
                                   
La agenda no tuvo puntos previos establecidos, salvo el ánimo de forjar un frente único para elegir una nueva asamblea constituyente. El fin justifica los medios. Este artilugio sirve de derrotero político para un propósito: conseguir la nueva correlación de fuerzas en la Asamblea Nacional que permita derribar de un plumazo todo lo hecho por el actual gobierno. Entre los puntos claves de una futura plataforma electoral consta la decisión de derogar la Ley de Comunicación, poner fin a las conquistas ciudadanas en seguridad social, impedir que el IESS ejecute aportes al Estado y poner freno a la obra gubernamental, reduciendo drásticamente la inversión estatal en proyectos de desarrollo social.

Para Nebot la alianza electoral en función de la próxima asamblea, es un tema clave en la unidad de la derecha. Esto haría posible la derogación de las Enmiendas, devolver “el libre ejercicio” a los medios de información y retornar a la desinversión estatal. Nebot ha reconocido que en este afán “no hay fusión de ideologías” y que en este juego de coincidencia y disidencias, “lo ideal sería una lista única para enfrentar elecciones del 2017”. Al mismo tiempo, ha sentenciado que “si no se enmienda, habrá 14 meses de desempleo, elevación de precios y desconfianza”. El Alcalde guayaquileño confirmó su decisión de no ser candidato presidenciable, y que lo más lógico es conseguir la unidad en construcción. Para ello, dijo, hay que “hablar menos a destiempo y no hacer girar las cosas en torno de uno”, anteponiendo las ambiciones personales.

En la cita de Cuenca no estaban todos los que son y no son todos los que estaban. Faltaron el ex banquero Guillermo Lasso y el Alcalde quiteño, Mauricio Rodas. El primero, no dispuesto a declinar su candidatura presidencial en favor de algun otro postulante; y el segundo, consciente de que su pretención no tiene opción viable. Lasso ha manifestado que “la unidad es un medio y no un fin”. Su idea fuerza es mostrarse preocupado por la falta de empleo, y reiterar que sin prensa libre no hay democracia. Eso explica su propuesta de “botar al tacho de la basura de la historia la Ley de Comunicación”.

El encuentro en Cuenca esta semana tuvo lobby previo. En una reunión a la que asistieron los ex asambleístas Paco Moncayo y César Rodríguez, quien ahora forma parte de Podemos, Salvador Quishpe, prefecto de Morona Santiago, Henry Cucalón del PSC, Nívea Vélez de Convocatoria de Loja, los representantes de SUMA Mauricio Rodas, Paul Carrasco, Cesar Montufar y Ramiro González de Avanza. El fin fue definir “una agenda plurinacional para participar en las elecciones de 2017”.

La visión oficialista

Doris Solís, del movimiento Alianza País, ha manifestado que el objetivo de la reunión de Cuenca es “desmontar la revolución ciudadana y poner fin al gobierno de Rafael Correa”. Solís se pregunta ¿quiénes son quienes y qué los une? La respuesta salta a la vista: la unidad de la “derecha con la pseudo izquierda, es estar en contra de todo” lo realizado por el actual Gobierno. Se trata de “una unidad sin ideología, que prioriza los negocios privados”, concluye la dirigente oficialista. Se evidencia el claro propósito de acabar con el rol protagónico del Estado y de poner fin al modelo de gestión de la administración pública. 

La derecha política ecuatoriana, en sus aspiraciones de retornar al poder, representa una involución política y social del país hacia clásicas fórmulas neoliberales. La política es el arte de hacer que las cosas sucedan. La derecha unida podría ser vencida, a condición de que la voluntad popular, cambie el sentido a los porfiados hechos.   

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