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E c u a d o r - S u d a m é r i c a

jueves, 4 de junio de 2015

DOLOR DE CODOS

Por Lucrecia Maldonado

La historia nos habla de Francisco de Asís, en aquel entonces Pietro di Bernardone, en el momento en que se dio cuenta de que detrás de la fortuna de su padre había ingentes sacrificios de gente pobre, explotación, miseria y pésimas condiciones de trabajo. Una bella película dirigida por Franco Zefirelli nos lo muestra en el momento en que, enloquecido de urgencia y de vergüenza, procede a repartir entre los pobres el patrimonio familiar, incluso antes del fallecimiento de su padre. Renuncia. Sabe que, de alguna manera, la opulencia de unos es un insulto a la miseria de otros. Y sabe que, al menos en ese momento, él es de los que insultan. Y no le gusta.

Sabemos que, en esto y en otras cosas, nadie como él. Y no se aspira a que la gente común y silvestre haga lo mismo. Tal vez fue demasiado despojarse de sus ricas vestiduras y quedarse en la nave de la iglesia, escandalizando a los curiosos con su desnudez, y también con el anuncio de que desde ese momento renuncia a la herencia y los bienes de su padre y solamente admite la autoridad de su Padre de los cielos.

Pero perturba un poco el escándalo que se arma en estos mismos momentos en nuestro país ante el anuncio de un cambio o subida en el impuesto a las herencias (que ya existía). No se trata de discutir montos, porcentajes, proyecciones de bolsa. No. Se trata de mirar la agresividad con que la gente sale por sus fueros. Se trata de asombrarse ante la ligereza con que muchos tildan de ‘robo’ al proceso y de ‘ladrones’ a quienes lo han planteado. La falta de sindéresis con que se pretende casi, casi que el Presidente Correa y algunos de sus simpatizantes se van a gastar en placeres y bienes personales lo que se recaude de estos tributos.

Los padres y las madres pasan la vida. Y con eso es suficiente. La sostienen durante la infancia. La apoyan de muchas formas mientras permanecen. Y al irse, si tienen algo qué dejar, lo dejan. Y si no, no hace falta. Recuerdo esa frase de algunos padres que no han tenido precisamente grandes fortunas que heredar a sus hijos: “Lo mejor que les puedo dejar a mis hijos es la educación”. Y a veces, cuando ni siquiera se puede dejar educación, la herencia moral y la herencia afectiva es (o debería ser) la que cuenta. Dejar a la descendencia con herramientas para defenderse en la vida. No ponérsela demasiado fácil porque no es lo más conveniente.

Sin embargo, hoy por hoy vemos a gente al borde de la alferecía, impugnando, gritando, emperrándose ante la posibilidad de tributar al estado un porcentaje de los bienes que dejará en legado para sus hijos. Argumentos nunca faltan: hemos trabajado con el sudor de nuestra frente para tener lo que tenemos. Sí, puede ser. Aunque con frecuencia hay gente que suda mucho más y acumula mucho menos por el simple motivo de que su atención no está centrada en la ganancia. Fue uno de los padres de la iglesia, San Jerónimo (no Rafael Correa ni el Che Guevara) quien dijo que “Todo rico es ladrón o hijo de un ladrón”. Sin compartir literalmente esas palabras, creo que una de las cosas que tienen al mundo tal como está es el apego a los bienes materiales que se han acaparado, sudando o no, a lo largo de la vida. Y que bien nos haría a todos comprender que dejar fluir las fortunas suele acrecentarlas. Y que la verdadera fortuna del corazón está en la generosidad y en el desprendimiento.

9 comentarios:

  1. Excelente nota. Llego hasta aquí desde Argentina por recomendación vía twitter del Presidente Rafael Correa. Ojalá tuviera yo y mi humilde blog un difusor de la valía de él.
    Éxitos

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  2. Excelente tocaya, esto le cae como anillo al dedo a Lasso, ya que según el el estado le esta robando lo que le corresponde a sus hijos.

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  3. Anónimo6/09/2015

    Lucrecia, con todo el respeto que se merece, su comentario no me puede parecer en absoluto más hipócrita y falso. Habla de un apego muy grande a los bienes materiales y de que es por eso que la gente tiene rechazo al impuesto injusto que ha presentado el gobierno. Lucrecia, el trabajo con que se han sacado adelante numerosas empresas, que pasaron de ser nada a construir cimientos grandes, a darle trabajo y un futuro a la gente, y que han salido adelante a base de esfuerzo, siempre pagando los debidos tributos. Siendo una educadora tan culta como es usted, debería saber que los principios de igualdad no significan justicia ni son sinónimos de equidad, pues no es recibir lo que merecías y nadie te otorgó esa oportunidad, es el quitarle a alguien lo que ha ganado para beneficiarsede esta manera de esto. Lucrecia, encuentro bastante irónico, que si tiene este punto de vista comunista y comparte la iniciativa de resentimiento social de Rafael Correa, que trabaje, ya tantos años en una institución como el Colegio Americano de Quito. Que su salario provenga de las altas pensiones que pagan los hijos de las empresas más grandes del país, quienes son sus alumnos y quien usted está formando para convertirse en el futuro del país. Me parece irónico, que si es que usted tiene tanto amor a su patria y cree verdaderamente que el dinero de unos debería ser para todos, sus hijos se hayan educado en esta institución y no en una institución pública como es el Colegio 24 de Mayo, que es pagada por el gobierno. Me parece irónico que cobre por cada edición de sus libros y de sus poemas, pues debería aportar con ellos de gratis a la patria, si ese trabajo tampoco es digno para usted. Asimismo, es irónico que el gobierno goce de exuberantes fondos para financiar proyectos como fue la construcción de la sede oficial de la UNASUR en la mitad del mundo, valorada en 43 millones de dólares, que existan suficientes recursos como para financiar cada fin de semana una cadena de enlace ciudadano desde cualquier parte del mundo, ya sea 2 millones en el Superbowl o desde España o desde donde sea. Me parece irónico que los hijos del presidente Correa puedan heredar un departamento valorado en 5 millones en Bélgica, mientras que muchas personas ecuatorianas, como yo, no podremos heredar la simple casa en la que vivimos, pues no tendremos suficiente dinero para pagar el impuesto propuesto. Las cosas que le he mencionado, deben parecerle materialistas, digo yo. Me he quedado asombrada frente al respeto que solía tener por una escritora como usted, llena de palabras de sabiduría. Y le invito a que si usted verdaderamente quiere seguir el ejemplo de Francisco de Asís, entonces renuncie a su trabajo, (que es uno de los colegios con el mejor salario en el país) y se ponga a trabajar de gratis en un área rural, buscando el bienestar del pueblo ecuatoriano y dejando atrás el materialismo del que usted tanto habla. Por que le reitero, para usted es muy fácil hablar de ladrones, por ahora, mientras que no le falta nada, mientras que puede seguir disfrutando de la comodidad de los Mimios, de los cafés del salón de profesores, de la asistencia médica continua, y más que nada, de su libertad a publicar libros sin censura completa, de tener a sus hijos, de poder caminar en calles sin el miedo a ser asesinado por aquellos que se hacen llamar la policía. Por ahora, disfrute de su "paz", pues se dará cuenta un día no muy lejano, que la base de sus resentimientos son débiles en comparación a la desesperación que sentirá cundo su hija no tenga qué comer, pues no podrá comprar comida debido a los impuestos de su gobierno. Al final del día, así como son las casas, la comida también es algo material, me supongo, según usted.

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    1. Respeto su criterio y sus opiniones, así que no me esforzaré en refutar sus ideas, valiosas, como todas las ideas. Pero me parece que alguien que hace acusaciones y utiliza información personal para atacar sutilmente, lo menos que podría hacer, por una ética elemental, es firmar con su nombre lo que afirma y lo que escribe. Como lo hago yo, para por lo menos hacerme responsable de mis afirmaciones y de mis ideas. Y poder poner la cara ante quienes están a favor y quienes están en contra. Y quien habla de ladrones no soy yo, si usted ha leído bien digo que no comparto al ciento por ciento esa afirmación hecha por San Jerónimo, uno de los más grandes padres de la iglesia. Pero en fin... ni siquiera sé si leerá esta respuesta, o si seguirá lanzando piedras o lo que sea y escondiendo la mano.

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    2. Excelente don Anónimo. Y me sorprende la respuesta de doña Lucrecia q sólo atina a decir "no comparto al 100% la afirmación de San Jerónimo"...en otras palabras los empresarios deberían sentirse agradecidos pues Ud no les ha dicho ladrones. Que tan ladrones piensa entonces que son ? 90 % está bien ? ....si yo le digo que Ud es 90% hipócrita y falsa supongo que no le molestaría entonces ?. Dice no compartir al 100% la afirmación. Pero si dicha afirmación lo único a lo que hace referencia es a eso !! Si no concuerda con esa parte , no concuerda con nada de la frase !...o son ladrones o no lo son. Punto....nadie es 90 % ladrón . Mejor sea honesta y diga que piensa 100% como San Jerónimo y deje la diplomacia. Que pecado es ser exitoso en este país. Inmediatamente es porque uno es ladrón o explotador. Es como que entonces dijéramos que todo pobre es vago o conformista. Al exitoso hay que admirarlo y aprender de sus buenos hábitos para que todo el q se lo proponga pueda lograrlo. La riqueza se logra creandola por mis propios medios, no esperando que me llegue del estado o de algún patrono benévolo que me la regale. Eso hice yo y saque mi empresa desde cero y nunca nadie me regaló nada.

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  4. Completamente de acuerdo con Lucrecia. Y agregaría además: ¿Qué se entiende por "pacto social"? ¿Que tipo de ciudadanos somos? ¿Qué entendemos por sociedad justa? El debate que plantea Lucrecia debe ser comprendido para entender la necesidad de pensar en una justicia social justa que redistribuya equitativamente los recursos y que reconozca ampliamente al otro (como ya se ha discutido en la filosofía política). Pero no! Nos dejamos llevar por "sentidos comunes", por mezquindades propias del ciudadano liberal. Ser ciudadanos implica reclamar y tener derechos,sí, pero también implica tener obligaciones con todos y cada uno de los otros ciudadanos. Finalmente es importante debatir sobre cómo los impuestos redistributivos que ahora se están aplicando en el país son inclusivos; porque existen otros tipos de impuestos y formas de regulación social que solo benefician a grupos de poder minoritarios. Se acuerdan de eso, acaso?

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  6. No soy partidario de este gobierno. No carezco de bienes materiales tampoco. Sin embargo no serán esos bienes mi legado para mi hijo. No me disgusta nada que propenda a una mayor equidad, aunque la de verdad aún resulte utópica.
    Quien defiende con uñas y dientes sus posesiones seguramente tiene muy poco más por qué luchar. Lastimosamente personas así abundan, lo que es peor, son mayoría absoluta y ofensiva, entre acaudalados y entre "pobres". Así estamos y no me indigna ya, me apena.
    Gran artículo Lucrecia.

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  7. Anónimo6/24/2015

    MI TOTAL SOLIDARIDAD CON LUCRECIA MALLDONADO.-
    Tanta es la estulticia de "Anónimo6/09/2015", que la ofensiva desatada, apenas le sirve para tapar su inmoral desnudez y detestable argumentación. Mi total solidaridad con Lucrecia Malldonado. Le sugiero ELIMINAR sin empacho, las opiniones anónimas. No hacerlo, es MANTENER la puerta abierta a un aberrante sicariato textual. Libertad de expresión no significa libertad para la impunidad ni la difamación. Luis Espinosa, Periodista, ex presidente FENAPE. Aclaro, no soy anónimo.

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