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miércoles, 25 de febrero de 2015

LA DERECHA UNIDA…PODRIA SER VENCIDA



Por Leonardo Parrini

Dios los cría y el diablo los junta, expresó una anciana en la puerta del local donde se realizaba la convención nacional de Sociedad Unida Más Acción SUMA en Cuenca. En ese contexto la derecha política ecuatoriana hacia un nuevo intento por reagrupar fuerzas para enfrentar a la testaruda revolución ciudadana que no da tregua. Hasta esa ciudad arribaron Jaime Nebot y Mauricio Rodas, alcaldes de Guayaquil y Quito, respectivamente, convocados por el conclave derechista en el marco de la rendición de cuentas del Prefecto del Azuay, Paúl Carrasco.

Las intenciones eran claras, pero las explicaciones no lo fueron tanto: Nebot dijo “Hemos venido a sellar un compromiso conjunto y sellar la unidad, la indispensable Unidad Nacional, que hace años venían “comentando y cuajando”.  A confesión de partes relevo de pruebas. La derecha busca unificar fuerzas para lidiar en la arena política con el oficialismo de cara a las elecciones del 2017. No obstante, esta intención es desmentida por Cynthia Viteri quien aseguró a pie juntilla que “nadie ha hablado de elecciones ni de hacer oposición al Gobierno”. Y a renglón seguido dejó en claro sus propias intenciones: “Queremos decir al mundo o al país que solamente con la descentralización y con el respeto de las autonomías se podrá progresar”, indicó. Afuera del recinto, algunos partidarios de la tendencia derechista coreaban: “Viva la democracia”, haciéndose eco de las palabras de la ex parlamentaria. Al grito unificado de una barra traída de Guayaquil, Jaime Nebot alzaba las manos en señal de popularidad.

Entusiasmado con los gritos proferidos por las barras, Paul Carrasco subió al escenario, habló de la democracia y de su triunfo el pasado 23 de febrero, en un panegírico de la libertad, según él conculcada. Nebot, en declaración de réplica, se apresuró a decir que el frente unido no tiene aún un protagonista principal. Mientras que Carlos Vera, el ex presentador de noticias, en su habitual desenfado, se negó a dar declaraciones para los medios públicos.

Mauricio Rodas, más político que de costumbre, se limitó a decir que hace un año él tuvo que enfrentar “un aparataje gubernamental y que participó en forma abierta en las elecciones”. Y agregó que ahora es hora de defender y promocionar los principios del 23 de febrero. En otras palabras, el discurso de oposición al régimen de Rafael Correa. Aunque la unidad acusó dos ausencias notorias, el Alcalde de Guaranda, Ramsés Torres, y el Alcalde de Cuenca, Marcelo Cabrera, ambos inasistentes por motivos ajenos al encuentro.

La celosa unidad

Este no era el primero ni el último conclave derechista sin humo blanco. Anteriormente, el 12 de septiembre del 2014 habíanse reunido en Guaranda los Prefectos y Alcaldes de la tendencia. En esa ocasión, y encajonados en la ciudad de la siete colinas, habían asistido a "una falsa posición separatista entre los GADs y el Estado ecuatoriano”, según la visión de Alianza País.  

Lo cierto es que desde Guaranda el discurso de la derecha unida aún no se unifica. No exhibe coherencia programática aun cuando refleja, precisamente por reflejo, un común denominador ideológico que siempre ha estado presente en el ideario de la reacción. Un estatuto de declaraciones abstractas y generalizantes referidas a la defensa de la libertad y la democracia como adalides del capitalismo neoliberal. Así las cosas, podemos colegir que la derecha unida si podría ser vencida en las próximas elecciones de continuar a la deriva política, con predominio de posiciones personalistas o regionales, o con énfasis en declaraciones sin carne ni hueso.

La derecha unida podría ser vencida porque no tiene proyecto político sólido ni innovador. Carece de un discurso que vaya más allá de la defensa de "las libertades y la democracia" -vigentes por lo demás-, maquillando de esta forma sus verdaderos intereses de clase. El no proponer un plan de gobierno factible y coherente, acorde con los grandes intereses nacionales y ciudadanos, acusa una falencia que se observa hace rato en la tendencia derechista ecuatoriana. Reincidir en el pecado social del neoliberalismo económico y político, es poco menos que un suicidio electoral. Si a eso se suma un innegable instinto de revanchismo, estamos en presencia de un proyecto de unidad derechista que nace abortado, en el intento de restauración conservadora. A estas alturas del partido el pueblo ya no come cuentos en base a los discursos de patéticos cadáveres políticos que saltan a la palestra con cinismo sin igual, o de aquellos imberbes activistas que aún no se ponen pantalones largos en una arenga política de alta competición. Aunque el pueblo siempre tiene la última y sabia palabra.

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