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sábado, 21 de junio de 2014

UNASUR Y LOS DESAFIOS REGIONALES SURAMERICANOS


Por Leonardo Parrini

Por lo general se han mostrado inoficiosos los gestos declarativos de los organismos internacionales o regionales, en cuanto a su eficacia y eficiencia para dar soluciones a corto y largo plazo a las inmensas desigualdades, injusticias y necesidades imperantes en la región suramericana.

Un reciente encuentro del Cosiplan, Consejo planificador de UNASUR reunido en Quito, puso en el tapete de la discusión la necesidad de contar con una planificación estratégica regional con visión de futuro para ayudar a erradicar la pobreza como un desafío ético y moral de Suramérica. Este objetivo loable desde todo ángulo, sonaría ampuloso de no ser porque los delegados al encuentro regional se detuvieron largamente en indicar el cómo hacer posible ese desafío continental. Al tenor del encuentro se dijeron algunas verdades y denunciaron ciertos hechos que llaman la atención en el panorama de la región. Unida a la vocación integracionista suramericana se enunció el propósito de hacer ejercer una planificación integral, que no sea la suma de las partes aisladas o de esfuerzos nacionalistas por separado. En esa tónica se concibió a la planificación como una ilusión movilizadora en la perspectiva de una integración regional soberana.

Con mirada integracionista, el Secretario de Plantificación de SENPLADES, Pabel Muñoz, valoró como un acierto gubernamental ecuatoriano haber recuperado la planificación y el rol del Estado y ponerlos en una instancia protagónica. El “regreso del Estado” implica que han regresado algunas facultades esenciales: la rectoría estatal. Existe cada vez una mayor experticia para diseñar política pública como un ejercicio de soberanía política. “Hacer lo que el país necesita y no lo que otros nos plantean o que hagamos, creo que superamos la etapa de las recetas para pensar nuestros países con cabeza propia”, señaló Muñoz.

Como resultado del proceso de recuperación del rol planificador del Estado en el Ecuador se mencionó un buen desempeño económico, con la inversión pública más alta de la región: 15% del PIB. El país, luego de renegociar la deuda externa, ahorró 8 mil millones de dólares que fueron transferidos al pago de la deuda social. Se han invertido 9 mil millones de dólares en el sector social ecuatoriano y se ha mejorado la red vial que hace al país más productivo. Se evidencia una caída del 12% en el índice de pobreza por ingresos y una disminución de 8 puntos de la brecha entre ricos y pobres, lo que ha generado igualdad. Detrás estos logros están el sentido de la planificación y de lo público.

El diagnóstico regional

Un panorama regional de asignaturas pendientes se enunció en el foro de UNASUR. En el marco del diagnóstico suramericano se reconocieron déficits en el avance del cumplimiento de objetivos relacionados con la concreción de una justicia social y equidad económica en la región. Las estadísticas presentadas durante las intervenciones son evidentes. En la región suramericana existe no menos de 90 millones de personas en situación de pobreza. Algunos países suramericanos mantienen niveles mayores al 10% de su población por debajo del nivel mínimo de consumo de energía alimentaria. Aproximadamente el 10% más rico de la población regional recibe 42% de los ingresos totales, mientras que el 40% más pobre recibe menos del 11%. La región aún registra tasas de desempleo entre el 11.5% y 4.4%. Existen notorios déficits de recursos necesarios para cubrir necesidades de demanda en servicios de infraestructura. La región evidencia importantes pérdidas per cápita por falta de mantenimiento y reparación de infraestructura de riego, energía, caminos pavimentados y otra infraestructura. 

Las contradicciones regionales son evidentes. En el continente el capital prevalece sobre el trabajo, y las condiciones mínimas laborales no se cumplen, mientras que la región mantiene una tasa de desempleo entre 11.5% y el 4.4% y la organización sindical está criminalizada. Siendo excedentaria en términos de liquidez, la región tiene 760 mil millones de dólares depositados en EE.UU e invertidos en bonos de inversión. No hemos superado la paradoja del subdesarrollo: países pobres, con sus reservas internacionales y excedentes de liquidez, financian a países del ricos del norte. Los países de la región se encuentran entre el puesto 30 y 134 de un total de 148 naciones en el Índice de Competitividad Global. Este panorama no es otro que el de la injustica social. Como muestra un botón: la Seguridad Social cubre menos de 66% en todos los países de la región. Esto es un reto por enfrentar. 

En Suramérica en el año 2012 existían 90 millones de personas pobres, 22% del continente. Esta cifra que debe escandalizar, es una alerta de que no se ha planificado la erradicación de la pobreza en la región. Es una alerta, además, en la no consecución de los logros de la política pública de nuestros países. Todavía en la región suramericana existen cinco países que mantienen un nivel superior del 10% de su población por debajo del nivel mínimo de consumo de energía alimentaria. El hambre en la región sigue siendo una preocupación y debe estar contemplado en la agenda de la planificación. El desafío es cómo resolver las gigantescas contradicciones de Suramérica que exhibe cifras alarmantes: el 10% más rico de la población recibe 42% de ingresos totales. El 40% de los pobres recibe menos del 11%. Esta alerta habla de un desarrollo desequilibrado e inequitativo, entre sectores urbanos y rurales, entre elites y pueblos. En la región se requieren 127 mil millones de dólares para cubrir las necesidades de demandas en servicios de infraestructura, según estudio conjunto de CEPAL Y UNASUR.

En contraste con Suramérica, Europa u los EE.UU muestra síntomas de crisis. El Desempleo en 2013 en la Unión Europea fue de 11,9% en zona de Euro y de 10,7%  y en la Unión Europea. Existe pleno empleo en Alemania y Austria, pero hay tasas de paro del 27% en Grecia y 26% en España con 6 millones de desempleados. La Organización Internacional del Trabajo, OIT,  dijo en el 2013 que la  crisis deja en la desocupación a 197 millones de desempleados en el mundo. Simultáneamente, la economía de EE.UU y UE viven un evidente ciclo de declive económico y han surgido grandes dudas de su solvencia y estabilidad, puesto que no se visualiza en el corto plazo que el dinamismo de recuperación sea similar al de los años precedentes.

Frente a esta realidad surgen las economías emergentes de los BRICS, -Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. Se prevé que China será la mayor economía del mundo y de Europa e India será el tercer gigante, mientras que Brasil será la cuarta economía mundial. Este fenómeno traslada el centro de la realidad económica a estos países. El contexto geopolítico en estas naciones muestra que se plantean la reconfiguración del poder, en términos del protagonismo de nuevos actores y su influencia en los espacios geográficos territoriales económicos y políticos a nivel mundial. Esto implica ver con claridad los cambios políticos y las relaciones de poder -y su redistribución en el orden internacional actual-, colocando en primer plano nuevas alianzas en la hegemonía mundial y sus implicaciones en los sistemas de gobierno internacional.

Planificación para la integración soberna

Cuando se habla de una planificación estratégica se hace referencia a una planificación prospectiva, sobre el futuro, y hacían dónde marcha el modelo y la plataforma de integración. El Plan debe tener viabilidad y piso político. No es un plan de carácter administrativo, es un plan político, en un formato de estructura de acción operativa en términos estrategicos. Lo que le da la posibilidad de aplicación es su viabilidad política y esto se lo da el consenso político y el consenso político se construye en el diálogo político.  
En definitiva, no hay capacidad de incidir en el comportamiento mundial de las lógicas de poder mundial, si la región no se consolida como un actor en capacidad, en unidad, de integración para incidir en los grandes temas. El debate frente a estos temas expresó la preocupación por el futuro de UNASUR, con gobiernos de diversa índole ideológica. Se valora la voluntad política de debatir, de colocar las diferencias sobre la mesa y un elemento de confianza importante fundamentado sobre el respeto. El debate incluye las dos palabras: unidad en la diversidad. Hay un punto: qué es lo que tenemos y qué es lo que necesitamos defender, qué permite dar referencia de poder en la estructura de poder mundial. Hay tres elementos que nos unifican, en términos de importancia: la paz, la democracia y la soberanía. Necesítanos la paz como dinámica particular de los países, el desarrollo democrático y la defensa de la soberanía. Estos valores que nos unifican  desde el punto de vista político e ideológico, desde luego pueden concatenarse en términos de desarrollo como el común denominador de un futuro digno como región. 

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