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domingo, 6 de abril de 2014

LOS CHICOS DE LA PRENSA


Por Leonardo Parrini

La conocida controversia de la prensa privada con los poderes públicos dio lugar a la estigmatización que se hace de una prensa mercantilista y otra corrupta, o la amalgama de ambas, como una realidad intransferible en el Ecuador. Esta relación confrontacional entre los tres poderes del Estado, -ejecutivo, legislativo, judicial- con el llamado cuarto poder de la prensa, conforma un tablero cuyas piezas avizoran un inamovible jaque. Sanciones impuestas a diario El Universo, canal Teleamazonas, en su momento y, recientemente, a Diario Extra y a la cadena de Televisión Ecuavisa, no hacen sino confirmar que en el país de Eugenio Espejo, -pionero de la prensa latinoamericana-, se está viviendo una guerra sórdida, pero incruenta, en la que no corre sangre, pero sí mucha tinta.

La llamada prensa mercantilista, tiene como principal misión hacer negocio con la mercancía-información, vender opinión y noticias y, de este modo, generar utilidades para sus accionistas. En el Ecuador ha sido notoria la existencia de clanes mediáticos organizados en poderosos grupos económicos, tradicionalmente vinculados al sistema financiero y al sector empresarial. El negocio de la información que realiza la prensa mercantilista percibe ingentes recursos provenientes de la inversión publicitaria, observándose que “el Gobierno Nacional es el anunciante número uno de Ecuador, según el estudio realizado en el año 2011. Se estima que la inversión fue del 5.9%, lo que equivale a alrededor de 95 millones de dólares”. Como dato ilustrativo cabe señalar que la inversión publicitaria en Ecuador fue de 346 millones de dólares en el  año 2012, según Infomedia Ibopetime. Esta cifra se desglosa en un 61% para la Televisión y un 39% repartido entre Radio, Prensa, Revistas y otros.

No obstante, a partir de enero del año 2007 en que se instaura el Gobierno de la revolución ciudadana, la llamada prensa mercantilista ha asumido el rol de agente político, en sustituto del conglomerado político partidista desplazado del poder a partir de la asunción del Gobierno de Rafael Correa. Este hecho dio lugar para que se acuñara el concepto de prensa corrupta, en alusión a un tipo de periodismo que sobredimensiona los acontecimientos, no maneja contraste de fuentes y forja sus agendas sin mayor sentido de diversidad informativa. La confrontación entre poder público estatal y poder mediático privado en el Ecuador, tiene lugar en un clima informativo de tendenciosa direccionalidad política, mediante el cual se promueve y estimula una opinión pública alineada contra el Estado y el Gobierno en ejercicio.  

Trilogía periodística ecuatoriana

En el Ecuador actual se perfilan tres tipos de periodismo, en tanto gestión empresarial y ejercicio profesional. Se advierte uno que adopta tonos y matices de farándula, que trivializa la política pública, la gestión estatal y los procesos económicos y sociales que se derivan de ellas. Su talante visceral, antagónico y sectareo, cuestiona todo lo que emane del Estado plurinacional e intercultural definido en la Constitución vigente. Su gestión es un interminable reality show de opiniones y datos, muchas veces descontextualizados, subjetivos y difundidos en formatos escandalosos y sensacionalistas.

El segundo es un periodismo seco, plagado de sarcasmos y alusiones personalizadas en la figura del Primer Mandatario y de los principales representantes del régimen. Constituye de facto un sistemático acecho al poder público en campañas establecidas, a través de editoriales, crónicas, entrevistas, noticias y remitidos que destilan un odio largamente incubado en las agencias informativas y salas de redacción, en respuesta sumisa y automática a los designios y asignaciones periodísticas provenientes de accionistas y directivos de los medios. Esta se ha convertido en una prensa militante, por lo mismo, parcializada y subjetiva, cuya misión laboral concibe una metódica beligerancia opositora al régimen político actual. Esta es la prensa que está siendo sancionada por la Ley de Comunicación vigente, porque muchas de sus acciones están tipificadas como irregularidades. Esta prensa funge de prensa dura, de ceño fruncido, invisible en espacios de diversidad informativa; y, su automatismo ideológico la hace actuar sin matices ni contrastes entre un medio y otro. Esta prensa actúa con sentido de feudalismo local con proyección nacional, cuyos feudatarios y adláteres no sonríen, serios de seriedad enjuta opinan, informan, coaccionan, silencian y especulan con la opinión pública, como con una jeringuilla de veneno bajo la manga.

A esa prensa se enfrenta un tercer tipo de periodismo en el Ecuador, alineado en los medios públicos y comunitarios con abrumadora inferioridad, en cuanto a presencia en el espectro mediático. Esta prensa, joven aún, procura consolidar un periodismo relevante de fuentes investigadas, aunque todavía poco contrastadas por la propia decisión de ciertos voceros privados de no concurrir hasta los set de televisión pública o no conceder entrevistas a la prensa escrita estatal o comunitaria. Este periodismo responsable como se autodefine, tiene que lidiar en el Ecuador con una competencia privada poderosa para lograr establecer una agenda temática de sucesos trascendentales y noticias tratadas con sentido objetivo y positivo.

Históricamente, la prensa ecuatoriana ha observado un escandaloso desequilibrio entro lo público y lo privado, una desproporcionada presencia de, al menos, un 90 por ciento empresarial contra un 10 por ciento público e insignificante presencia comunitaria. La injusta distribución del espectro mediatico, en medio de una turbulenta relación de la prensa privada con la realidad nacional, vista desde una mirada colectiva, pone en el tapete de la discusión cívica la urgente necesidad de una mayor participación ciudadana y vigilancia de veedurías populares. Los estándares de democratización de la prensa se deben cumplir en los mismos términos y porcentajes tripartitos igualitarios que exige la Ley de Comunicación, como una realidad perentoria que cambie el rostro a los chicos de la prensa en el Ecuador incluyente de hoy.

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