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sábado, 29 de marzo de 2014

OPOSICIÓN POLITICA EN EL ECUADOR: ¿DURA O LIGHT?



Foto Revista Perspectiva
Por Leonardo Parrini

¿A qué juega la oposición política en el Ecuador? Esa es una pregunta clave de la realidad ecuatoriana hoy en día. Hoy tenemos en Ecuador una oscilante oposición que no se decide a ejercer una política de choque o de diálogo con el Gobierno de la revolución ciudadana. Esa oposición dio una primera señal al aceptar la invitación del anfitrión de Carondelet, Rafael Correa, a un almuerzo protocolario y de relax político.

Según los resultados de las elecciones del 23 de febrero, dicha oposición al régimen de Rafael Correa mostró “un repunte en al menos de 11 puntos en el país, incluido Quito Guayaquil, las ciudades de Portoviejo y Manta, y Riobamba. Además se suman las prefecturas de Esmeraldas, Cotopaxi, Orellana, Loja y Zamora Chinchipe. Finalmente, las prefecturas de Azuay y Cuenca; así como la de El Oro y Machala”. De las plazas mencionadas, con excepción de Jaime Nebot y Carlos Falquez, la mayoría de los candidatos triunfadores almorzaron en Carondelet, atendiendo la invitación presidencial, como un síntoma de conciliación política. En esa oportunidad hubo de todo, saludos protocolarios, apretones de mano, brindis como el que hicieron Rafael Correa y Mauricio Rodas, pese a la “absoluta independencia” que quiere marcar el Alcalde electo de Quito respecto del Gobierno central.

Luego de la brega electoral los ánimos se han calmado y hoy se vislumbra una oposición light que responde a la visión ciudadana de trabajar en conjunto, Gobierno y alcaldías y prefecturas, en diferentes plazas del país donde esto sea posible, como un síntoma de madurez política o de recato, puesto que aún no hay condiciones para una brega frontal al régimen de la revolución ciudadana. Esto responde a una necesidad pragmática de “trabajo conjunto” por las ciudades y localidades que requieren de atención prioritaria en materia de recursos y donde es posible mayores entendimientos locales o domésticos.

Lucha por el liderazgo opositor

La excepción sigue siendo Guayaquil que quiere vender la idea de un "modelo exitoso", a espaldas del régimen de Rafael Correa, incluso contra los propósitos del gobierno, con el fin de perfilar un frente electoral de peso para las elecciones presidenciales del 2017. Esto responde a la estrategia -no descartada- de impulsar una posible candidatura presidencial del alcalde reelecto de Guayaquil, Jaime Nebot, el rostro duro de la oposición, cuyo contrapeso lo hará Jimmy Jairala, reelecto Prefecto de línea oficial que no dejará espacios posibles a su contraparte política local en el Guayas. En contraste, está la oposición light encabezada por Mauricio Rodas que concibe entendimientos puntuales con el régimen para conseguir “un gana-gana para todos”, en que no se abandona la oposición, pero se tiene en mente crecer haciendo política opositora constructiva.

En contexto nacional hay la tendencia a “construir partidos sólidos y tomarse en serio una alternativa de poder”, según observadores, lo que supone construir frentes desde Quito, Guayaquil, Manta y Azuay, las plazas fuertes donde el Gobierno tuvo esta vez retrocesos electorales. En este panorama se perfila un frente opositor de “siete políticos de algunas partes del país”, con aspiraciones a conformar un núcleo de unidad de las “tendencias que no están con la Revolución Ciudadana”. Por lo pronto, dicho frente está auspiciado por sectores socialcristianos con rostro presidenciable y podría estar integrado por personas de la izquierda, la centroizquierda, la centroderecha y la derecha; ya que, según sus auspiciantes, el país “necesita de líderes y está cansado de membretes”. 

Este frente se disputa la batuta opositora entre Jaime Nebot y Guillermo Lasso, ambos auto considerados “legítimos líderes” candidatizables a la Presidencia. El alumbramiento de dicho frente opositor, con miras al 2017, nació con siameses políticos, y aquello ya es una merma que se puede profundizar. La derecha no tiene aún un líder único en capacidad de convocar, aunar y triunfar frente al más que posible candidato oficial, Rafael Correa, que aún hace de las suyas invitando a almorzar a sus opositores, con un postre nada despreciable de apoyo oficial, edulcorado de diálogo político.

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